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    El verano es sinónimo de sol y con ello, el dorado de la piel: el bronceado. Pero qué es realmente la piel bronceada?. Cuando la radiación ultravioleta toca nuestra piel, se torna de un color bronce, de ahí su nombre “bronceado”. Esto ocurre por la producción de melanina por los melanocitos, células encargadas en liberar este pigmento. La melanina varía de una persona a otra, por eso existen diferentes tonos de piel y diferentes tonos en el bronceado. Existen tipos de piel extremadamente blancas como son las pelirojos, que nunca se broncean y rubias, que a veces se broncean, los cuales no tienen la posibilidad de producir este pigmento, por lo que sufren quemaduras de piel frente al sol y su piel cambia a rojo, por la inflamación, sin el color dorado.

    La melanina de la piel tiene una función protectora del daño que produce la radiación ultravioleta A (UVA) y B (UVB). Estos rayos, pueden generar daño oxidativo, manchas, fotoenvejecimiento y cáncer de piel a largo plazo, por eso el cuerpo se protege depositando este pigmento cutáneo. El bronceado realmente es sinónimo de daño solar y fotoenvejecimiento. Por otro lado, la radiación solar libera endorfinas a nivel cerebral, siendo adictivo en algunas personas, que buscan más y más sol, pudiendo ser peligroso.

    Sin embargo, no todo es negativo con la radiación solar. La luz del sol es necesaria para sintetizar la vitamina D en piel, que participa de múltiples funciones, por ejemplo, en la osificación. Se supone que 5-10 minutos de exposición solar en antebrazos, dos o tres veces por semana sería suficiente para producir la vitamina D necesaria.

    Lo ideal del punto de vista dermatológico es mantener un equilibrio en la exposición solar, evitar las horas de mayor intensidad solar (10-16 hrs), buscar la sombra, aplicar fotoprotectores solares en crema o ropa protectora, gafas y sombreros de ala ancha para mayor protección. Sólo exponerse 5-10 minutos al sol, 3 veces por semana para inducir la síntesis de vitamina D y evitar el color bronceado de la piel, que pese a ser moda de belleza, es sinónimo de daño cutáneo.

    Si se busca el color dorado en la piel, se pueden utilizar productos cosméticos autobronceantes que están compuestos por dihidroxiacetona, obtenida de productos vegetales, que se une a aminoácidos de la epidermis y en contacto con el aire da un color de piel similar al bronceado natural en aproximadamente una hora, sin los efectos nocivos antes mencionados. En caso de exposición solar, se debe aplicar fotoprotección solar 20-30 minutos antes, pues este efecto de color no protege la piel de los rayos UVA o UVB.